Me enseñaron a decir nunca digas nunca.
Me enseñaron que en la vida jamás debemos dar por hecho que no haremos tal o cual cosa.
Que siempre está presente la posibilidad de cambiar conductas, sentimientos, actitudes.
Francamente no creo que sea así, más bien todo lo contrario.
Amarte es lo más importante que me pasó en estos 25 años. Verme reflejado en tus ojos, soñar un porvenir juntos, mirarnos y saber qué piensa el otro, son bellos capítulos de nuestro amor de novela
Pasó un año y medio desde aquella fría noche de primavera en que nos abrazamos y detuvimos el mundo y aún sigo sintiendo la misma taquicardia antes de verte, la misma melancolía cuando nos despedimos y fantaseamos el próximo beso.
No sé vivir sin tus caricias, sin la singular manera que tenés de sacarme siempre una sonrisa, sin tu voz nombrando cada sílaba de mis sueños.
Nunca digas nunca aconsejan los expertos de la vida, aquellos que no tienen una íntima certeza por la cual jugarse el corazón y el alma, aquellos que no te conocen y no saben nada del amor.
A pesar de lo que me enseñaron y aconsejaron, lo digo y lo siento: Nunca voy a dejar de amarte
domingo, 13 de mayo de 2012
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