Se recortaban sobre una pared deslucida de Callao al 600 y el mundo no se percataba de su presencia.
Él atisbaba la experiencia de sus ojos. Ella vislumbraba la candidez de su mirada.
Él lloraba. Ella decía.
Él era uno más para ella. Ella no era una más para él.
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Bonita forma de empezar la semana
ResponderEliminarA veces las personas son un paso en nuestro camino, otras una huella en nuestra vida...
ResponderEliminarMe pregunto cuantas veces habremos sido testigos sin saberlo de esas historias.
Que bueno volverte a leer, lo esperaba.
Besos*
bienvenido otra vez Diego
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